17/3/13

Sesión de Cinema: Cantando bajo la lluvia


FICHA TÉCNICA:  CANTANDO BAJO LA LLUVIA


TÍTULO: Cantando bajo la lluvia (Singin’in the rain)
DIRECCIÓN: Stanley Donen, Gene Kelly
GUIÓN: Betty Comden, Adolph Green
PRODUCIÓN: Arthur Freed, Roger Edens (Metro-Goldwyn-Mayer, 1952)
FOTOGRAFÍA: Harold Rosson
MONTAXE: Adrienne Fazan
MÚSICA ORIXINAL: Nacio Herb Brown. Letras: Arthur Freed
DIRECCIÓN MUSICAL: Lennie Hayton
COREOGRAFÍA: Gene Kelly, Stanley Donen
ACTORES: Gene Kelly, Donald O’Connor, Debbie Reynolds, Jean Hagen, Millard Mitchell, Cyd Charisse, Douglas Fowley, Rita Moreno.
XÉNERO: Musical, comedia, romance. Cine dentro do cine.
PAÍS: EE.UU.
ANO: 1952
LINGUA: inglés, dobrada ao castelá.
DURACIÓN: 102 min.
PREMIOS: Candidata a 2 Oscar: Mellor actriz secundaria: Jean Hagen, Mellor música. Gañadora dun Globo de Ouro: Mellor comedia/musical.


ARGUMENTO:

Antes de coñecer á aspirante a actriz Kathy Selden (Debbie Reynolds), o ídolo do cinema mudo Don Lockwood (Gene Kelly) pensaba que o tiña todo: fama, fortuna e éxito. Pero, cando a coñece, dase conta de que ela é o que realmente faltaba na súa vida. Col nacemento do cinema sonoro, Don quere filmar musicais con Kathy, pero entrambos interponse a raiña do cinema mudo Lina Lamont (Jean Hagen). (FILMAFFINITY)


CUESTIÓNS:

1-    Tema (en 1 ou 2 liñas)
2-    Argumento ( en 10 ou 15 liñas)
3-    Caracterización de personaxes principias ( o que destaca na súa forma de ser e no seu aspecto exterior de significativo na historia)
4-    Conclusión e valoración persoal do filme



CRÍTICAS:

¿El mejor musical del cine? Probablemente. En cualquier caso, "Singin' in the Rain" tiene algunos de los bailes más maravillosos y cinematográficos de la historia del séptimo arte; Gene Kelly canta enamorado bajo la lluvia... y el mundo se detiene. Genial y vitalista, una imperecedera obra maestra. (Pablo Kurt: FILMAFFINITY) 
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"Simplemente perfecta. Lo más admirable es que su acumulación de números musicales (que aislados son magistrales) resulte una unidad coherente y fluida (...) Una obra maestra" (Francisco Marinero: Diario ElMundo) 

Obra maestra incontestable del cine musical, uno de los mejores trabajos fílmicos sobre la propia industria del cine y el más conseguido ejemplo de la traslación del cine mudo al sonoro, que maneja con habilidad y humor la gran problemática que supuso para muchas estrellas de la pantalla el salto al cine hablado, ya que tuvieron que ver aparcada su estelar carrera cinematográfica debido a su incapacidad vocal. 
Una comedia musical realmente memorable (iniciada con un divertidísimo flashback contradictorio entre la imagen y la voz en off de Kelly) que posee antológicos números musicales escritos por Arthur Freed y Nacio Herb Brown y coreografiados por un siempre brioso Gene Kelly, un espléndido guión de Adolph Green y Betty Condem de diáfano basamento satírico, una fotografía de predominante cromatismo azul de Hal Rosson y una breve pero espectacular presencia de Cyd Charisse en "Broadway Rythm Ballet", el número musical más extenso de la película, que no el más brillante (de hecho es el menos conseguido), ya que estos corresponden a la famosa danza de Kelly bajo la lluvia californiana y especialmente, al glorioso baile de Donald O'Connor interpretando la canción "Make'em laugh".



'Cantando bajo la lluvia', filmando la alegría

 

Javier G. Trigales blogdecine.com



Esta crítica nace de una contradicción: nunca he podido con las películas musicales. Toda mi vida las he asociado a tres características: argumento inexistente, gazmoñería interpretativa y toneladas de almíbar. Si esto quizá es aplicable a films como ‘Siete novias para siete hermanos’(‘Seven Brides For Seven Brothers’, Stanley Donen, 1954), ‘Sonrisas y lágrimas’ (‘The Sound Of Music’, Robert Wise, 1965) o ‘Mary Poppins’ (id, Robert Stevenson, 1964), una película como ‘Cantando bajo la lluvia’ tenía todas las papeletas para acabar en el mismo grupo: la película es una excusa para amortizar añejas canciones ya existentes como la propia “Singing in the rain” o “Melodías de Broadway”; los actores no destacan precisamente por su sutileza a la hora de recrear una cándida historia de amor, y todo el film destila una joie de vivre que roza peligrosamente el empalago. Pero milagrosamente, al poco me olvido de mis prejuicios. Todo funciona como un maravilloso mecanismo de relojería emocional y a los dos minutos ya estoy entregado al film y al cuarto de hora improviso pasos de claqué frente al televisor. Intentemos descifrar el secreto de esta película.

La anécdota que supone la argamasa para unir los distintos números y coreografías es tan sencilla como desternillante: estamos en un estudio de Hollywood, en medio del doloroso paso del cine mudo al sonoro y cunde el pánico entre las estrellas de la época. Muchas desaparecerán, como la divertidísima y de insoportable voz Lina Lamont interpretado por Jean Hagen , otras se adaptarán al cambio como el inefable galán Don Lockwood —insuperable Gene Kelly— y surgirán una multitud de estrellas nuevas, como la interpretada por la deliciosa Debbie Reynolds. Esta trama dará lugar a situaciones en las que será imposible aguantar la carcajada. Comedia de altura. Ver por ejemplo, el momento en que esconden el micrófono en el rococó vestido de una torpísima Lina Lamont.
Los números musicales se contagian de la diversión, y gracias a Donald O’Connor —un trasunto de Danny Kaye— podemos disfrutar de maravillas como Make’m laugh, Moses suposes o Good morning. La coreografía al servicio de la comedia. Título aparte merecen los protagonizados por las piernas más legendarias de la Historia del Cine: Cyd Charisse
El genio en la sombra detrás de todo esto es el legendario Arthur Freed, letrista afamado —suyas son casi todas las canciones que suenan en el film— que terminaría como poderoso productor y daría a luz a un apabullante número de Obras Maestras en la época dorada de Hollywood. La película es un arrebatado canto de amor al cine de estudio y a los decorados irreales y maravillosos que triunfaban en un Hollywood que ya no es el que conocemos, invadido por molestas pantallas verdes. Es un cine que ya no existe, pero que con películas como esta ‘Cantando bajo la lluvia’, seguirá fascinando a generaciones de nuevos espectadores que quieran disfrutar de una sensación tan poco común como es la alegría frente a una pantalla.
Ése es el secreto. Gran cine. No era tan difícil, ¿verdad? Y qué mejor manera de terminar con una escena que supone presenciar verdadera magia a 24 fotogramas por segundo. El rodaje del momento cumbre del film no fue fácil: Gene Kelly padecía ese día una brutal gripe que casi le impide realizar el número. Al final, con 40º de fiebre, y haciendo de su capa un sayo, la rodó en una sola toma —después de meses de ensayos, eso sí—. Pero estaba tan débil que hizo falta que un par de balarinas reprodujeran sus pasos a unos metros y fuera de cámara para que el sonido de sus pies en los charcos fuera el adecuado. El agua también fue retocada: se mezcló con leche para que pareciera más auténtica en pantalla. El resultado, a vuestra disposición:




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