FICHA
TÉCNICA: CANTANDO BAJO LA LLUVIA
DIRECCIÓN:
Stanley Donen, Gene Kelly
GUIÓN: Betty
Comden, Adolph Green
PRODUCIÓN:
Arthur Freed, Roger Edens (Metro-Goldwyn-Mayer, 1952)
FOTOGRAFÍA:
Harold Rosson
MONTAXE: Adrienne
Fazan
MÚSICA
ORIXINAL: Nacio Herb Brown. Letras: Arthur Freed
DIRECCIÓN MUSICAL: Lennie Hayton
COREOGRAFÍA: Gene Kelly, Stanley Donen
ACTORES: Gene Kelly, Donald O’Connor, Debbie Reynolds,
Jean Hagen, Millard Mitchell, Cyd Charisse, Douglas Fowley, Rita Moreno.
XÉNERO:
Musical, comedia, romance. Cine dentro do cine.
PAÍS: EE.UU.
ANO: 1952
LINGUA: inglés,
dobrada ao castelá.
DURACIÓN:
102 min.
PREMIOS: Candidata
a 2 Oscar: Mellor actriz secundaria: Jean Hagen, Mellor música. Gañadora dun Globo de Ouro:
Mellor comedia/musical.
ARGUMENTO:
Antes de coñecer á aspirante a actriz Kathy Selden (Debbie
Reynolds), o ídolo do cinema mudo Don Lockwood (Gene Kelly) pensaba que o tiña
todo: fama, fortuna e éxito. Pero, cando a coñece, dase conta de que ela é o
que realmente faltaba na súa vida. Col nacemento do cinema sonoro, Don quere
filmar musicais con Kathy, pero entrambos interponse a raiña do cinema mudo
Lina Lamont (Jean Hagen). (FILMAFFINITY)
CUESTIÓNS:
1- Tema (en 1 ou 2 liñas)
2- Argumento ( en 10 ou 15 liñas)
3- Caracterización de personaxes principias ( o que destaca na súa forma de ser e no seu aspecto exterior de significativo na historia)
4- Conclusión e valoración persoal do filme
CRÍTICAS:
¿El mejor musical del cine? Probablemente. En cualquier
caso, "Singin' in the Rain" tiene algunos de los bailes más
maravillosos y cinematográficos de la historia del séptimo arte; Gene Kelly
canta enamorado bajo la lluvia... y el mundo se detiene. Genial y vitalista,
una imperecedera obra maestra. (Pablo Kurt: FILMAFFINITY)
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"Simplemente perfecta. Lo más admirable es que su acumulación de números musicales (que aislados son magistrales) resulte una unidad coherente y fluida (...) Una obra maestra" (Francisco Marinero: Diario ElMundo)
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"Simplemente perfecta. Lo más admirable es que su acumulación de números musicales (que aislados son magistrales) resulte una unidad coherente y fluida (...) Una obra maestra" (Francisco Marinero: Diario ElMundo)
Obra maestra incontestable del cine musical,
uno de los mejores trabajos fílmicos sobre la propia industria del cine y el
más conseguido ejemplo de la traslación del cine mudo al sonoro, que maneja con
habilidad y humor la gran problemática que supuso para muchas estrellas de la
pantalla el salto al cine hablado, ya que tuvieron que ver aparcada su estelar
carrera cinematográfica debido a su incapacidad vocal.
Una comedia
musical realmente memorable (iniciada con un divertidísimo flashback
contradictorio entre la imagen y la voz en off de Kelly) que posee
antológicos números musicales escritos por Arthur Freed y Nacio Herb Brown y
coreografiados por un siempre brioso Gene Kelly, un espléndido guión de
Adolph Green y Betty Condem de diáfano basamento satírico, una fotografía de
predominante cromatismo azul de Hal Rosson y una breve pero espectacular
presencia de Cyd Charisse en "Broadway Rythm Ballet", el número
musical más extenso de la película, que no el más brillante (de hecho es el
menos conseguido), ya que estos corresponden a la famosa danza de Kelly bajo
la lluvia californiana y especialmente, al glorioso baile de Donald O'Connor
interpretando la canción "Make'em laugh".
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'Cantando bajo la lluvia', filmando la alegría
Javier G.
Trigales blogdecine.com
Esta crítica
nace de una contradicción: nunca he podido con las películas musicales. Toda mi vida las he asociado a
tres características: argumento inexistente, gazmoñería interpretativa y
toneladas de almíbar. Si esto quizá es aplicable a films como ‘Siete
novias para siete hermanos’(‘Seven Brides For Seven Brothers’,
Stanley Donen, 1954), ‘Sonrisas y lágrimas’ (‘The Sound Of Music’, Robert
Wise, 1965) o ‘Mary Poppins’ (id, Robert Stevenson, 1964),
una película como ‘Cantando bajo la lluvia’ tenía todas las papeletas para
acabar en el mismo grupo: la película es una excusa para amortizar añejas
canciones ya existentes como la propia “Singing in the rain” o “Melodías de
Broadway”; los actores no destacan precisamente por su sutileza a la hora de
recrear una cándida historia de amor, y todo el film destila una joie
de vivre que roza
peligrosamente el empalago. Pero milagrosamente, al poco me olvido de mis
prejuicios. Todo funciona como un maravilloso mecanismo de
relojería emocional y
a los dos minutos ya estoy entregado al film y al cuarto de hora improviso
pasos de claqué frente al televisor. Intentemos descifrar el secreto de esta
película.
La anécdota que
supone la argamasa para unir los distintos números y coreografías es tan
sencilla como desternillante: estamos en un estudio de Hollywood, en medio del
doloroso paso del cine mudo al sonoro y cunde el pánico entre las estrellas de
la época. Muchas desaparecerán, como la divertidísima y de insoportable voz
Lina Lamont interpretado por Jean Hagen , otras se adaptarán al cambio
como el inefable galán Don Lockwood —insuperable Gene
Kelly— y surgirán una multitud de estrellas nuevas, como la
interpretada por la deliciosa Debbie Reynolds. Esta trama dará
lugar a situaciones en las que será imposible aguantar la carcajada. Comedia de
altura. Ver por ejemplo, el momento en que esconden el micrófono en el rococó
vestido de una torpísima Lina Lamont.
Los números musicales
se contagian de la diversión, y gracias a Donald O’Connor —un trasunto de Danny Kaye—
podemos disfrutar de maravillas como Make’m laugh, Moses
suposes o Good
morning. La coreografía al servicio de la comedia. Título aparte
merecen los protagonizados por las piernas más legendarias de la Historia del
Cine: Cyd Charisse.
El genio en la sombra
detrás de todo esto es el legendario Arthur Freed, letrista afamado
—suyas son casi todas las canciones que suenan en el film— que terminaría como
poderoso productor y daría a luz a un apabullante número de Obras Maestras en
la época dorada de Hollywood. La película es un arrebatado canto de amor al cine
de estudio y
a los decorados irreales y maravillosos que triunfaban en un Hollywood que ya
no es el que conocemos, invadido por molestas pantallas verdes. Es un cine que
ya no existe, pero que con películas como esta ‘Cantando bajo la lluvia’,
seguirá fascinando a generaciones de nuevos espectadores que quieran disfrutar
de una sensación tan poco común como es la alegría frente a una pantalla.
Ése es el secreto.
Gran cine. No era tan difícil, ¿verdad? Y qué mejor manera de terminar con una
escena que supone presenciar verdadera magia a 24 fotogramas por segundo. El
rodaje del momento cumbre del film no fue fácil: Gene Kelly padecía ese día una
brutal gripe que casi le impide realizar el número. Al final, con 40º de fiebre, y
haciendo de su capa un sayo, la rodó en una sola toma —después de meses de
ensayos, eso sí—. Pero estaba tan débil que hizo falta que un par de balarinas
reprodujeran sus pasos a unos metros y fuera de cámara para que el sonido de
sus pies en los charcos fuera el adecuado. El agua también fue retocada: se
mezcló con leche para que pareciera más auténtica en pantalla. El resultado, a
vuestra disposición:
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